El mal uso de las Redes Sociales en la adolescencia. Prevención del abuso sexual

04.09.2017

Hace unos días escuché sin querer una conversación entre adolescentes en el autobús, y digo sin querer porque era inevitable no prestar atención a lo que decían.

Os puedo asegurar que si fueran mis hijos los protagonistas de esa conversación me preocuparía y mucho.

Y así es como empieza la historia, una historia que no sé como terminó pero que podría haber acabado saliendo en el telediario con un final trágico.

Todos hemos sido adolescentes y por eso sabemos que es una etapa de la vida que no acostumbra a ser fácil, en la que un día nos comemos el mundo y al día siguiente es el mundo quien nos engulle.

Una chica de unos 15 o 16 años les contaba a sus amigas que había contactado a través de una conocida red social con un chico mayor que ella, que era muy guapo, iba a la universidad, tenía coche... y que tras varios días chateando le había pedido una fotografía suya en bañador y ella se la había enviado.

Que como ya se conocían lo suficiente iban a quedar por primera vez el fin de semana siguiente.

No sé que opinaban sus amigas sobre el hecho de quedar con un desconocido porque se bajaron del autobús, y nunca sabré si la chica quedó con su "amigo" ni si el tal "amigo" era quien decía ser, ni las intenciones que podía tener...

Este es un tema que me preocupa a pesar de que a mis hijos aún les quedan unos cuantos años para ser adolescentes, pero teniendo en cuenta el ritmo vertiginoso al que avanzan las redes sociales y las nuevas tecnologías hay que estar preparado para ayudarles a discernir entre lo que está bien o mal y a saber decir que no aunque vayan a contracorriente.

Y es que a las redes sociales se les puede sacar mucho partido, siendo muy útiles o pueden llegar a perjudicarnos seriamente.

Desde confiar en "amigos virtuales" que son totalmente desconocidos y que pueden tener muy malas intenciones, mostrar fotografías nuestras de las que nos podemos llegar a arrepentir en un futuro no muy lejano, explicar nuestra vida con todo detalle dando información que puede ser utilizada en nuestra contra, sufrir bullying...

En este caso me centraré en el problema de las redes sociales y el abuso sexual, en como la persona con la que chateamos no sabemos quien es, ni qué pretende de nosotros.


                BUENA COMUNICACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS

Lo recomendable sería trabajar en la prevención de los abusos sexuales desde la infancia y seguir haciéndolo durante la adolescencia adaptándolo a la edad y a los nuevos peligros que van surgiendo con el tiempo, haciendo que nuestros hijos confíen plenamente en nosotros, que no guarden secretos, que sepan que su cuerpo es suyo y que nadie les puede obligar a dar besos, abrazos...

Podéis encontrar más información en mi artículo Ni secretos ni besos, sobre prevención del abuso sexual infantil.

Es muy importante el diálogo de los padres con sus hijos adolescentes, y para que esto sea posible es necesario haber creado una relación sólida y de confianza desde la infancia, ya que si no se ha creado esta complicidad y confianza mutua va a ser misión imposible que nos escuchen y pongan en práctica nuestros consejos.

Así podremos saber con quien chatean, quienes son sus amigos, a que escuela van, donde viven,..., en definitiva, conocer a los amigos de nuestros hijos.

No podemos negar que las nuevas tecnologías nos han facilitado mucho la vida, pero también pueden ser perjudiciales, según el uso de que les demos.

Hay que aprender a utilizarlas de forma responsable y ser conscientes de que tras la pantalla de un ordenador se puede esconder nuestra identidad y nuestras intenciones y estar atentos para observar cualquier comportamiento fuera de lo normal.

En la adolescencia es muy importante tener amigos y sentirse integrado de su grupo de pares. Algunos quieren ser populares y queridos por los demás, tener cuantos más amigos mejor, aunque sean "amigos" virtuales y realmente desconocidos.

Y para tener más amigos y ser más activo en redes sociales a veces comparten información de carácter personal, donde viven, con quien viven, si pasan horas solos en casa, a que colegio van, cuelgan fotografías propias o ajenas, algunas de ellas íntimas, sin ser conscientes de los problemas que ello les puede ocasionar, sin ver los peligros reales.

O yendo más allá y quedando con personas que no conocen realmente, completos desconocidos que engrosan su lista de "amigos" y que no sabemos qué ocultan tras sus intenciones.

Debemos aconsejar a nuestros hijos que no den información personal, ni suban fotografías de carácter privado, ni publiquen fotos de otras personas sin su permiso, que no contacten con desconocidos...

Para ello se puede configurar la privacidad y decidir quien puede ver nuestro perfil, así como no facilitar nunca la dirección ni el teléfono.


                LA IMPORTANCIA DE LA EMPATÍA

La empatía es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de los demás, de percibir lo que la otra persona siente.

Podemos llegar a sentir como propios los sentimientos del otro, reconocer sus necesidades, conectando con ellos y haciéndolos sentir cómodos y valorados.

Nos sirve también para saber que no nos agrada lo que nos están haciendo y que eso no está bien, pudiendo poner límites.

Contribuye a tener una mayor estabilidad emocional, mejor adaptación e integración social, a ser más objetivos y justos, a superar los prejuicios y a comprender a los demás.

Es más probable que nuestros hijos sepan como deben manejar determinadas circunstancias ya que tienden a analizar más su comportamiento y a pensar antes de actuar.

No solo es bueno para ellos tener empatía sino que también nos va a hacer falta a nosotros empatizar con ellos, con sus sentimientos, su forma de ser, sus decisiones.

Si por el contrario intentamos ejercer de padres desde la superioridad, podemos conseguir el efecto contrario, pudiendo llegar a sentirse incomprendido e incluso atacado, viéndose aumentada su desconfianza.


                TENER UNA BUENA AUTOESTIMA

La autoestima es la valoración positiva y el aprecio hacia uno mismo. Está muy ligada a la satisfacción personal y la felicidad. 

Si tenemos una buena autoestima es más probable que tengamos buenas relaciones afectivas, que superemos mejor las adversidades, disminuyendo las posibilidades de sufrir depresión y de sentirnos solos.

Por el contrario, con una autoestima baja se desanima con facilidad porque no asume riesgos por miedo a no superarlos. Puede ser más vulnerable y dejarse llevar por los demás con tal de agradar o por el contrario puede optar por humillar a otros para sentirse superior. 

Se trata de quererse a uno mismo y saber decir basta a tiempo.

De saber diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal y lo que es más importante, a saber decir que no aunque eso signifique ir a contracorriente.


                EL VALOR DE LA VERDADERA AMISTAD

Los verdaderos amigos se desean el bien mutuamente, velan por el bien del otro y sufren ante el sufrimiento ajeno. Los amigos están disponibles especialmente en los momentos difíciles.

Si los jóvenes disponen de un grupo de buenos amigos será más fácil que entre ellos mismos puedan ayudarse, por ejemplo detectando cambios de comportamiento, desaconsejando a nuestro amigo que acuda a la cita con un desconocido, ayudar a verbalizar un secreto malo...

Saber rodearse de buenas amistades, de amigos que están para lo bueno y para lo malo, con los que se sientan totalmente a gusto mostrando sus sentimientos, que los acepten tal como son y sin intentarlos cambiar.

Igual de importante es saber detectar si determinadas amistades no nos convienen y nos perjudican, para apartarnos de ellas cuanto antes.

Creo que es de gran importancia que a los niños se les enseñe desde pequeños a detectar los diversos tipos de maltrato, abuso, problemas en general, de forma que sepan reaccionar en caso de que ellos mismos u otras personas los sufran.


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Agustina Rico.

Abogada